En septiembre maduran los higos y si hay suerte y no llueve la cosecha es buena. El problema está en que la mayor parte maduran de golpe; de ahí que para conservarlos y poderlos consumir a lo largo del año haya que embotarlos.
Se les corta un poquito el rabillo, se lavan y en una cazuela se pone un poco de agua junto con azúcar al gusto de cada cual. Hacemos un almíbar y en él echamos los higos enteros o partidos según se desee. Que hierva una hora muy despacio y los pondremos en botes con un poquito de este jugo dulce. Tapamos los botes con tapas nuevas. Haremos el vacío en un baño María, es decir: estos botes cubiertos de agua al fuego y cuando rompan a hervir contamos 15 minutos hirviendo lentamente. Los sacamos y dejamos enfriar boca abajo.
Junto a unas manzanas hervidas son riquísimos enteros y sobre unas tostadas con mantequilla los partidos.